Una de la consecuencias más rápidas y directas que nos llego tras la declaración del Covid como pandemia fue la reducción del ruido y por tanto de la contaminación acústica. Nos vimos obligados a permanecer la mayoría de la población encerradas en nuestras viviendas. Muchos de nosotros pudimos comprobar en primera persona que la ciudad se había convertido en un lugar más tranquilo, pacifico y en el que se respiraba mejor.
La contaminación acústica se había reducido drásticamente.
En marzo de este año la Agencia Europea del Medio Ambiente emitió un informe, donde deja claro su previsión negativa al cumplimiento de los compromisos medioambientales adoptados por los países implicados y por lo tanto un aumento al número de personas expuestas a una contaminación acústica nociva.
Sin embargo, por desgracia ha sido la pandemia mundial del Covid la que nos ha obligado a permanecer encerrados en nuestras casas. Mientras que la actividad frenética de ciudades y carreteras se ha visto frenada.
La eliminación de esta contaminación acústica ha permitido incluso a los sismólogos escuchar mejor la tierra y detectar esos miles de terremotos que se producen anualmente en nuestro planeta.
Recuperando el ritmo y aumentando el ruido
La gradual recuperación de la normalidad tras la pandemia hará que se siga incrementando la actividad y con ello la vuelta a la generación de ruido que teníamos antes del confinamiento…con lo que a larga el problema se mantendrá.
Más de 100 millones de personas en Europa están expuestas a altos niveles de ruido que son perjudiciales para su salud.
Trastornos del sueño y problemas cardiacos.
Estos son algunos de los efectos de la contaminación acústica siendo el segundo problema de saludo ambiental más grave después de la contaminación del aire.
Contaminación acústica ruido covid 19
Tomar conciencia y reducir la contaminación acústica
Habría que aprovechar en este momento y ahora que tenemos reciente el efecto de haber reducido el ruido que nos rodea, en adoptar medidas que reduzcan el ruido de nuestro entorno, por ejemplo el reducir el tráfico en las ciudades.
Existe una oportunidad única para que las personas sean conscientes de este impacto real en nuestra vida.
En muchas ciudades se han utilizado medidas de reducción acústica al trafico rodado incorporando asfalto de bajo ruido en las carreteras para reducir así la contaminación acústica pero ninguna ha tenido un impacto tan positivo la que hemos vivido hace unos meses.
Es por lo tanto ahora el momento ideal para exigir a nuestro responsables políticos una reducción de la contaminación acústica. Para ello hay que fomentar e invertir en medidas de viaje activo como carril bici, avenidas amplias en las que caminar, fomentar e incrementar el transporte público haciéndolo más accesible tanto económicamente como incrementando el numero de líneas y llevándolo a más lugares que actualmente estén limitados por el transporte. Y en los cuales actualmente el vehículo privado sea solo la opción disponible.
Si estas medidas se ponen en marcha, seguramente a medio plazo veamos los efectos beneficiosos que ello conlleva en nuestra salud. Aprendamos entonces lo que hemos pasado y que por desgracia hemos tenido que vivir para sacar su parte positiva y reducir la contaminación acústica de las ciudades.